En los meses posteriores al inicio de la Guerra del Pacífico, se desarrolló la campaña naval. A pesar de su superioridad, a los chilenos les fue muy difícil dominar fácilmente nuestros mares, que estimaron era un objetivo sencillo de su superioridad, a los chilenos les fue muy difícil dominar fácilmente nuestros mares, que estimaron era un objetivo sencillo necesario para empezar las acciones en tierra.
La presencia de una sola nave y un solo hombre se convirtieron en verdadero dolor de cabeza para una escuadra que se jactaba de ser la más poderosa de esta parte del continente y que no pudo evitar verse humillada continuamente hasta la exasperación: eran el Monitor Huáscar y Miguel Grau.
La consigna se había convertido en un contundente credo para la oficialidad y marinos chilenos: terminar con las correrías del Huáscar “aunque se esconda en una cueva”, como lo había expresado Galvarino Riveros, comandante general de la escuadra enemiga.
Durante los últimos días del mes de setiembre las naves chilenas no hicieron otra cosa que dar cacería a los peruanos. Los buscaron entre el Callao y Arica, más al sur hasta Antofagasta. Hasta que finalmente el cerco se estrechó: una división de cuatro buques procedente de Arica y otra que había zarpado desde Mejillones con tres naves coincidieron la madrugada del 8 de octubre en Punta Angamos.
El combate era inevitable. Grau decide entonces hacer frente a las escuadras chilenas y lo hace solo, pues ha ordenado que la <<Unión>> escape con rumbo al norte, con la esperanza que prosiguiera en futuras contiendas navales para hacer frente al invasor.
Ya dispuesto al sacrificio, el <<Huáscar>> avanzó resueltamente sobre el <<Cochrane>>; pero los cañones del monitor no causaron mayores estragos debido al blindaje del barco enemigo. Simultáneamente, el <<Blanco Encalada>> y la <<Covadonga>> se acercaron y dispararon sin cesar.
Aproximadamente a las 9:55 de la mañana, un proyectil cae en la torre de mando del <<Huáscar>> y el Contraalmirante muere, más vuela hacia la Eternidad, hacia la mansión de los héroes. Le sucedió en el mando Elías Aguirre, quien también fue muerto, siguiéndole Pedro Gárezon, por haber sido herido Melitón Carbajal.
Después de una lucha desigual y plena de heroísmo inigualable y casi destruido el <<Huáscar>>, Enrique Palacios, último comandante del monitor, dispuso entonces que las válvulas fueran abiertas para hundir el barco y evitar así su captura por los chilenos. Advertida esta operación, la nave fue rápidamente abordada y cayó así prisionera luego de una resistencia titánica por parte de su tripulación.
Desde ese 8 de octubre de 1879, el Perú se enorgullece de tener en GRAU a un héroe comparable a los más grandes de la historia universal. El héroe que defiende a su patria, representa una actitud profundamente humana; el rechazo a la injusticia. Es un héroe que jamás habría encabezado huestes invasoras, que jamás habría pretendido sojuzgar a nadie.
Grau es profundamente humano. De allí se explica su actitud para con el enemigo y que permite comprender por qué, cuando el <<Huáscar>> bombardeó Antofagasta, Grau tuvo especial cuidado en que los obuses no cayeron sobre la población civil. El recuerdo de Grau es una posibilidad de poder entendernos entre todos los pueblos.
“El Caballero de los Mares”, como así es llamado por su nobleza, nació en San Miguel de Piura (Piura) el 27 de julio de 1834. Sus padres fueron Juan Manuel Grau y doña Luisa Seminario del Castillo. Desde los 10 años se inició en la vida del mar, cuando ingresa como grumete de un buque mercante, viajando por diversas partes del mundo y ascendiendo, posteriormente, al grado de capitán.
Luego, participa en política nacional, colaborando con el General Vivanco en la revolución iniciada por éste en Arequipa. En 1868, es nombrado Comandante del Monitor Huáscar y en 1876 es elegido diputado por Paita hasta que, tras la declaratoria de guerra en 1879, acepta dirigir nuestra fuerza naval.
Una encuesta realizada por los medios de comunicación en todo el país, a fines de 1999, designó a Grau como el hombre del milenio en el Perú; de este modo, fue una vez más reconocido su destacado desempeño como militar y hombre de profundos valores morales.